Ayer 2 de diciembre, División Minúscula cerró su gira “Y que el mundo espere” con una emotiva presentación en el Auditorio Nacional, un recinto que Blake, su vocalista, calificó como “su casa”. La velada comenzó a las 7:30 pm con Los Auténticos de Zacatecas, quienes con su energía y fusión de sonidos cautivaron al público, tocando temas cómo ¿Te das cuenta?, Muchacha, Es por ti entre algunos éxitos más de la banda Mexicana.

Cuando Javier Blake y su banda tomaron el escenario en punto de las 8.30pm,  la conexión con el público fue instantánea empezando con “Veneno es antidoto”  . Desde los primeros acordes, División Minúscula desató una ola de nostalgia y emoción al interpretar clásicos como Sognare , Tan fuerte tan frágil, Las luces de estar ciudad, además de temas de su más reciente álbum, Escombros. Este último álbum,  que refleja una madurez sonora y lírica, fue aclamado por los asistentes, quienes corearon cada canción con pasión.

El carisma de Blake brilló no solo en su magnifica interpretación vocal, sino también en sus palabras al agradecer a los fans que han seguido a la banda durante su trayectoria. "Este lugar es nuestra casa, y ustedes, nuestra familia", expresó, provocando una ovación que resonó por todo el auditorio. Durante el concierto, el grupo mostró su capacidad para equilibrar la intensidad del rock con momentos más íntimos, lo que consolidó la experiencia como algo inolvidable.

Además, la participación del público fue un elemento clave; desde las primeras filas hasta el último rincón, los fans no dejaron de cantar, aplaudir y demostrar su admiración.

La presentación no solo reafirmó el estatus de División Minúscula como una de las bandas más influyentes del rock mexicano, si no tambien la lealtad de sus fans que los siguen desde sus inicios. El concierto fue una celebración del pasado, presente y futuro del grupo, un agradecimiento a sus seguidores y una promesa de que aún tienen mucho por ofrecer.