Caos en el concierto de Bad Bunny
07:48Desde hace muchos años, México sufre por las prácticas monopólicas de las empresas en distintas actividades económicas.
Respecto a la industria del entretenimiento, tal parece que hemos llegado al punto crítico en lo que se refiere a la venta de boletos para conciertos, pues si desde antes del periodo de pandemia, ya era una cuestión cotidiana el enfrentarte a la clásica reventa, después de ella, sí que todo se ha vuelto más confuso, problemático e imposible para quienes quieren conseguir una entrada para ver a su artista favorito en vivo.
Al problema del costo de los boletos que aumenta en altos porcentajes con cada nuevo año, ahora los consumidores tienen que lidiar con tarifas dinámicas marcadas por la aparente oferta y demanda, así como las nuevas filas virtuales que agotan casi cualquier show importante segundos después de haber salido a la venta, incluso antes de hacerlo.
En los últimos conciertos que hemos tenido en México, estas situaciones se han agudizado, llegando sin duda a su punto más crítico la noche de ayer en el primer concierto de Bad Bunny en el Estadio Azteca, uno de los tantos shows que en teoría eran sold out desde hace meses, pero resultó en un estadio a medio llenar, esto debido a que en el recinto se comenzaron a negar indiscriminadamente los accesos por presunta presentación atípica de boletos falsos o clonados según los argumentos de Ticketmaster, provocando la ira de miles de personas, quienes intentaron dar algunos portazos al mirar como les rompían literalmente sus boletos en la cara.
Un suceso que trascendió de inmediato a la PROFECO, autoridad competente en estos temas, quien ha solicitado un informe detallado con la explicación de lo sucedido el 9 de diciembre, a lo cual llegó una pronta respuesta de Ticketmaster con un comunicado en el que se ofrecen disculpas a los asistentes y se garantiza que se les reembolsará el costo total de sus boletos. Evidentemente para quien esperó meses y gastó una considerable cantidad de dinero para un show al que no lo dejaron entrar, es lo menos que se espera.
El verdadero problema y la preocupación es el saber qué nos espera en el futuro más próximo, ahora que hasta tenemos shows vendidos con dos años de anticipación. Esto debe ser resuelto de inmediato, en primer lugar esclarecer esa gran incógnita que no lo es tanto de cómo es que los boletos llegan en primer lugar a la reventa, y que ello se evite con verdaderos candados de seguridad, el establecimiento de precios justos y parejos, así como cancelar las prácticas monopólicas en general. Hay que cuidar al consumidor, para él deben ser los boletos, no para la reventa; no son la infalible máquina de dinero que mantiene el negocio a la que se le puede exprimir en múltiples fases de venta sin que pase algo; son personas que tienen una historia y que hacen hasta lo imposible por conseguir un boleto y buscan disfrutar legalmente de lo que pagaron.
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