Bandalos Chinos conquista su primer Auditorio Nacional con una noche de baile, nostalgia y amor.

La noche de ayer quedará marcada en la historia de Bandalos Chinos y en el corazón de miles de fans que colmaron el Auditorio Nacional. El sexteto argentino, que durante años ha tejido una relación de complicidad y cariño con el público mexicano, celebró su primer concierto en el recinto más emblemático del país con un show que fue un recorrido emocional por su trayectoria: una fiesta que mezcló la nostalgia, el baile y la ternura en dosis perfectas.

Desde los primeros acordes de ‘Una señal’, el público entendió que estaba ante una noche especial. El escenario, iluminado por tonos cálidos y una atmósfera retro-futurista, se convirtió en un viaje sonoro que conectó cada época de la banda. Le siguieron ‘El ritmo’ y ‘Comando juntar’, desatando la energía colectiva de un auditorio que no dejó de cantar ni un solo verso.

El tono íntimo llegó con ‘Mi fiesta’ y ‘Una propuesta’, mientras que la euforia regresó con ‘Cállame’ y ‘El club de la montaña’, donde Goyo Degano, con su carisma inconfundible, agradeció emocionado: ‘No podemos creer estar acá, en este lugar tan mágico. Gracias por hacerlo posible.’

Las sorpresas no tardaron en aparecer. Daniela Spalla subió al escenario para una interpretación luminosa de ‘Bailando lentos’, que convirtió el recinto en una pista de baile flotando entre luces. Más adelante, Jay de la Cueva prendió fuego al escenario con ‘El temblor’, una colaboración cargada de rock y complicidad. Y, como si el universo quisiera cerrar el círculo, Adanowsky acompañó en ‘Departamento’, regalando uno de los momentos más teatrales de la noche.

El setlist fue una montaña rusa emocional que incluyó joyas como ‘Sin vos no puedo’, ‘Isla’, ‘Mentira’, ‘Nosotros’ y ‘Tu órbita’, todas recibidas con una ovación que mezclaba el sudor del baile con lágrimas de emoción.

Cuando parecía que todo había terminado, Bandalos Chinos regresó al escenario para un encore que dejó sin aliento: ‘Revelación I’, ‘Revelación II’, ‘Vámonos de viaje’ y, como cierre inevitable, ‘Te amo’, canción que se transformó en un canto colectivo de agradecimiento, amor y pertenencia.

El Auditorio Nacional vibró con la certeza de haber sido testigo de algo más que un concierto: una celebración de la música como refugio, de la amistad como motor y del amor como lenguaje universal. Bandalos Chinos no solo llenó el coloso de Reforma, sino también cada corazón que latió al ritmo de su sonido inconfundible prometiendo regresar a México para convocar a una cita en el Palacio de los Deportes.