El Vive Latino de este año se distinguió por ser 'diferente', un adjetivo que nunca antes había sido tan apropiado.

Aún es incierto si el festival Vive Latino hará del Autódromo Hermanos Rodríguez su hogar permanente o si regresará al Foro Sol una vez finalizada la remodelación. Sin embargo, lo que sí es indiscutible es que la 24ª edición del festival, a pesar de haberse llevado a cabo en un nuevo recinto, conservó la esencia y el sabor característicos del Vive Latino, destacando como uno de los más intensos tanto en temperatura como en emociones.

Al concluir los dos días de festival, se reportó una asistencia de 80 mil personas diarias, lo que sin duda refleja el éxito en respuesta al impresionante cartel presentado. A pesar de haber experimentado algunos cambios, el festival no disminuyó en calidad, sino que, por el contrario, atrajo a más público. Este se adaptó muy bien al nuevo formato, ya familiar para los asistentes a otros festivales que se realizan aquí, pero con esa peculiaridad única que se respira en el ambiente y se percibe en la energía del público, que solo el Vive Latino puede ofrecer.

Grandes momentos protagonizados por Belanova, Panteón Rococó, Billy Idol, The Warning y Maná marcaron este VL24. Los días en que la intolerancia impedía que el festival abriera sus puertas a géneros o artistas que tradicionalmente no se asociaban con el 'rock' quedaron atrás. Hoy, el Vive Latino ha demostrado que ha roto esas barreras y seguirá en esta tendencia, incorporando sonidos que son los nuevos rebeldes, sin olvidar la esencia de los clásicos que nunca pasarán de moda.