El pasado sábado 5 de septiembre, la Ciudad de México recibió nuevamente en el Estadio GNP a Imagine Dragons, con la primera de dos fechas que forman parte de su Loom Tour.

En esta ciudad hay que estar preparados para todo, y es que el problema en estos meses es la temporada de lluvias, que este año ha sido más intensa. Para el concierto de Imagine Dragons no podía faltar, aunque, afortunadamente, el caos y el agua se presentaron antes del inicio del show, lo que finalmente permitió que la banda de Las Vegas se luciera como solo ellos saben hacerlo: especialistas del rock de estadios.

Con ese poder y la tremenda presencia escénica de Dan Reynolds, a las 9:30 de la noche, entre aplausos y rechiflas, apareció la banda para interpretar Fire in These Hills, la primera canción de un setlist que muchos pensaban sería corto, pero que dio la grata sorpresa de contar con un total de 24 canciones.

A lo largo de la presentación, Dan Reynolds —quien desde la segunda canción ya lucía, como acostumbra, su tonificado torso— hacía pequeñas intervenciones en español para dirigirse al público. “Hola, me llamo Dani” y “Amo México, es una de las ciudades preferidas del tour, su comida, su cultura” fueron algunos de los comentarios con los que terminó de ganarse a la fanaticada. Más aún cuando tuvo un momento de acercamiento físico al bajar del escenario y cantar con las personas de las primeras filas. Así siguieron temas como Thunder, Bones y Shots, para después continuar con un largo y perfectamente ejecutado solo de guitarra por Wayne Sermon, mientras los fuegos artificiales aumentaban la emoción del público.

Uno de los grandes momentos fue con Waves, donde todo se iluminó solo con las luces de los teléfonos y se escuchaba únicamente el canto de las 65 mil almas presentes. Pero esta montaña rusa de intensidades continuaba con Bad Liar y Wake Up, hasta alcanzar quizás su punto máximo cuando llegó el turno de Radioactive y, después, esa bella introducción al piano que anticipaba Demons.

En la parte final, el público ya estaba satisfecho, pero todavía faltaba que Dan Reynolds, con ese extraordinario despliegue físico, se diera tiempo para cantar un poco de Cielito Lindo, algo que siempre garantiza una conexión instantánea con los mexicanos. Así, la noche terminó con la banda y la bandera de México en el escenario y con la interpretación de temas como Sharks, Enemy y, claro, la que dio cierre a esta épica noche: Believer.