Paul McCartney, la leyenda británica y miembro de la banda más trascendental en la historia de la música, regresó a México después de seis años para deleitar a sus amados fanáticos capitalinos.

El 14 de noviembre, el Foro Sol recibió con sus mejores galas para recibir, en la primera de dos noches, a Sir Paul McCartney, el exBeatle que ha conquistado numerosas veces los escenarios mexicanos. Esta vez, buscaba hacerlo nuevamente con su gira Got Back Tour, la cual ya había recorrido varias partes del mundo y ahora tocaba pisar suelo mexicano.

Con cada visita de Paul McCartney, una nueva generación se suma a su público, y esta ocasión no fue la excepción. Desde temprano, entre los asistentes, se pudo observar a una buena cantidad de jóvenes, los novatos, mezclados con un numeroso grupo de fanáticos más experimentados, aquellos que han seguido a Paul durante varios años y han tenido el privilegio de verlo en más de una ocasión.

Poco antes de que comenzara el concierto, la noche se fue calentando con una cuidada selección de temas de The Beatles, que ambientaron la espera a través del audio del Foro Sol. Minutos después de las 9 de la noche, las luces se apagaron y apareció en el escenario la majestuosidad de este gran artista que, fan o no, es casi obligatorio presenciar al menos una vez en la vida.

El setlist no tuvo grandes variaciones en comparación con presentaciones anteriores en países como Australia. Dada la magnitud de su carrera, el espectáculo se esperaba extenso, y así fue, con casi dos horas y media de concierto en las que sonaron 35 canciones. Todo comenzó con "Can't Buy My Love", con Paul McCartney visiblemente emocionado y saludando: "Hola, México, trataré de hablar español un poquito". Siguió con temas como "Juniors Farm", "She's a Woman", "Getting Better", "Love Me Do", momento en el que las más de 70 mil almas beatlemaniacas no pudieron contener las ganas de corear el "olé, olé, olé, Sir Paul, Sir Paul...".

La noche transcurrió entre bromas, risas y pequeños bailes de Paul, alcanzando uno de los momentos más emotivos cuando interpretó "Something", no sin antes dar una dedicatoria a George Harrison. Finalmente, no podían faltar "Let it Be", "Hey Jude", así como "Birthday" y "Golden Slumbers" en el encore, cerrando así una velada épica, mágica y misteriosa que nos transportó a través de un túnel del tiempo de casi 60 años, desde los recuerdos hasta el presente, abarcando toda la carrera de una de las leyendas de la música. A sus 81 años, Paul McCartney demostró la disciplina de un artista de primer nivel que puede realizar un show de más de dos horas y terminar entero.