Una noche de locura con Africa Express en Auditorio BB
14:17La Ciudad de México vivió una noche irrepetible. El Auditorio BB se transformó en una constelación de ritmos, lenguas y emociones con la llegada de Africa Express, el colectivo multicultural fundado por Damon Albarn que reunió a artistas de distintas latitudes en un solo escenario. Lo que ocurrió ahí fue una celebración del mestizaje sonoro, una experiencia que desbordó energía, colaboración y un sentido de comunidad pocas veces visto.
La velada comenzó con un ritual de bienvenida presentado por La Bruja de Texcoco, una apertura mística donde tambores, cantos y danzas prehispánicas prepararon el terreno para la catarsis. Su poderosa interpretación de ‘El Diablo y la Bruja’ marcó el inicio de un viaje que iría de lo ancestral a lo electrónico, del desierto africano a los barrios latinoamericanos.
Con ‘Raise a Glass’ y ‘Mi Lado’, la banda consolidó un ambiente de júbilo y hermandad. Las guitarras se mezclaron con beats tribales, invitando a brindar por la unión y la diversidad. Luego, ‘Motherland’ y ‘Kuduro’ elevaron la temperatura del recinto; cada compás hacía imposible quedarse quieto, y el público respondió con baile y sonrisas cómplices.
El recorrido sonoro continuó con la emotiva ‘Dorhan Oullhin (What the Heart Desires)’, seguida de ‘Achinkad’, un homenaje a los tuareg de Imarhan. Las luces se tornaron cálidas, evocando paisajes del Sahara y un profundo sentimiento de conexión con la tierra.
La primera gran ovación llegó con ‘Monedita de Oro’, tributo a Eme Malafe, interpretada con un aire festivo y mestizo. Sin embargo, el momento de comunión más intenso se vivió con la aparición de Emmanuel del Real, quien se unió a Africa Express para revivir ‘Eres’, desatando la nostalgia colectiva.
El set avanzó con ‘Guiltiness’, una versión cargada de soul y denuncia social, para luego dar paso a ‘Embeces’, con Ricky Muñoz y Los Guitarrazos, que aportaron un toque norteño inesperado y vibrante. La energía no decayó: ‘Un Espejo’ ofreció un respiro introspectivo antes de la sorpresiva ‘Panic’, el clásico de The Smiths, transformado en una potente versión en español —’Pánico’— junto a Camilo Lara.
El público, completamente entregado, coreó ‘¿Y todo para qué?’, de Intocable, con Ricky Muñoz de nuevo en escena, uniendo el sentimiento regional con la universalidad del proyecto haciendo cantar a todo el auditorio. Luego, ‘Invocation’, ‘Adiós Amigos’ y ‘Soledad’ trajeron un tono más espiritual y melancólico, como si el concierto atravesara un amanecer emocional.
Pero la fiesta regresó de inmediato con ‘Ojalá que llueva café’, donde Meme volvió al escenario para desatar una lluvia de alegría tropical. A partir de ahí, el concierto se convirtió en un carnaval global: ‘Balkan Brass’ encendió los metales balcánicos, ‘Teardrop’ de Massive Attack tiñó el ambiente de trip hop, y ‘Frenemies’, ‘Otim Hop’ y ‘Tayhana’ hicieron vibrar los cimientos del BB con pulsos electrónicos y percusivos.
El tramo final fue pura euforia. Con la colaboración de Jupiter & Okwess, sonaron ‘Mieux que ça’, ‘Ekombe’ y ‘Tabaco mascao’, explosiones de funk congoleño que pusieron a todos a bailar sin tregua. Luego, ‘Hacernos así’, versión de Luisa Almaguer, añadió una capa de ternura y vulnerabilidad antes de que ‘El niño’ y ‘Chucha’ (de Son Rompe Pera) devolvieran la energía callejera al escenario.
El clímax absoluto llegó con ‘Song 2’, el himno de Blur, donde los saltos y gritos del público hicieron temblar el recinto. Finalmente, ‘Defiant Ones’ cerró la noche con un mensaje claro: la resistencia a través de la música, la unión en la diferencia.
Entre sudor, aplausos y abrazos, Africa Express no solo ofreció un concierto, sino un acto de comunión global. Una experiencia que trascendió lo musical para recordarnos que, al final, todos compartimos el mismo pulso: el del tambor que late en el corazón de la música.





 
   
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
   
         
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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